El embajador Jorge Argüello presentó la queja ante el titular del organismo, Ban Ki-moon, y le pidió que las distribuya entre los países miembros. En la nota califica los movimientos en la zona como “una provocación inaceptable”.
El gobierno argentino presentó ayer ante las Naciones Unidas su protesta por los ejercicios militares que el Reino Unido se prepara para ejecutar en las Islas Malvinas. La queja fue trasladada por el embajador Jorge Argüello directamente a Ban Ki-moon, el secretario general de la organización. Un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores británico, por su parte, insistió en que se trata de “pruebas de rutina” que “se han llevado a cabo cada seis meses durante los últimos 28 años”. El canciller argentino, Héctor Timerman, sin embargo, aclaró que es la primera vez que la Argentina es advertida sobre este tipo de acciones.
Jorge Argüello le entregó en mano a Ban Ki-moon una copia de la queja que recibió horas atrás la embajadora británica en Buenos Aires, Shan Morgan. Y le pidió que sea distribuida entre los países miembros de la ONU. “El Gobierno argentino expresa su más formal y enérgica protesta ante la pretensión de realizar ese ejercicio militar y exige al Gobierno británico que se abstenga de llevarlo a cabo”, dice la nota en sus primeras líneas, y luego califica los ejercicios militares como “una provocación inaceptable y susceptible de generar una carrera armamentista en la región que se contrapone totalmente a la política argentina de apego a la búsqueda de una solución pacífica de la controversia de conformidad con los llamamientos de la comunidad internacional”.
Un vocero del Foreign Office, según citó la agencia France Press, afirmó también ayer que “son pruebas militares de rutina que se han llevado a cabo cada seis meses durante los últimos 28 años, más recientemente en abril de este año”, y recordó que “siempre se emiten alertas para los barcos con antelación”. Una excusa similar había usado horas atrás el vocero de la embajada en Buenos Aires.
El conflicto bilateral viene sumando decibeles desde el viernes. Ese día, el Servicio de Hidrografía Naval argentino recibió una comunicación de las fuerzas militares británicas en la que se anunciaba “un proyecto de realizar disparos de misiles desde el territorio de las Islas Malvinas”.
El sábado, la presidenta, a través de la red social Twitter, calificó la noticia como “muy grave”, destacó que no existen antecedentes de “similar solicitud por la fuerza de ocupación inglesa” y denunció que se está violando el derecho internacional. Casi al mismo tiempo, el vicecanciller Alberto D´Alotto le entregó una nota de protesta a la embajadora británica.
Argüello explicó, en declaraciones a la radio, que “los misiles van a ser disparados desde territorio argentino y van a caer en aguas o en territorio argentino. Hasta que no se dilucide en la ONU el fondo de la cuestión, la soberanía de las islas, nadie puede decir que el territorio argentino es algo distinto de las Islas Malvinas.” Por orden de Cristina Fernández, el reclamo argentino también se hará frente a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y ante la OEA.
Los gobiernos de la región ya empezaron a emitir comunicados de apoyo a la queja argentina. En las últimas horas, los gobiernos de Venezuela y Uruguay repudiaron los ejercicios militares que tiene previsto realizar esta semana el Reino Unido en las Islas Malvinas (ver aparte). El gobierno uruguayo, justamente, le había negado hace dos semanas el ingreso al puerto a un barco británico que viajaba a las Malvinas, el HMS Gloucester D-96, y que pretendía aprovisionarse de víveres y combustible.
Entre tanto, desde la Asamblea Legislativa kelper, el diputado Dick Sawle denunció que la intención de la presidenta argentina es “aumentar la tensión entre los dos países” a través de sus comentarios en Twitter.
La jefa de Estado, en rigor, reclamó que se respeten las resoluciones internacionales que llaman a reabrir la negociación para solucionar el conflicto de soberanía. <
Jorge Argüello le entregó en mano a Ban Ki-moon una copia de la queja que recibió horas atrás la embajadora británica en Buenos Aires, Shan Morgan. Y le pidió que sea distribuida entre los países miembros de la ONU. “El Gobierno argentino expresa su más formal y enérgica protesta ante la pretensión de realizar ese ejercicio militar y exige al Gobierno británico que se abstenga de llevarlo a cabo”, dice la nota en sus primeras líneas, y luego califica los ejercicios militares como “una provocación inaceptable y susceptible de generar una carrera armamentista en la región que se contrapone totalmente a la política argentina de apego a la búsqueda de una solución pacífica de la controversia de conformidad con los llamamientos de la comunidad internacional”.
Un vocero del Foreign Office, según citó la agencia France Press, afirmó también ayer que “son pruebas militares de rutina que se han llevado a cabo cada seis meses durante los últimos 28 años, más recientemente en abril de este año”, y recordó que “siempre se emiten alertas para los barcos con antelación”. Una excusa similar había usado horas atrás el vocero de la embajada en Buenos Aires.
El conflicto bilateral viene sumando decibeles desde el viernes. Ese día, el Servicio de Hidrografía Naval argentino recibió una comunicación de las fuerzas militares británicas en la que se anunciaba “un proyecto de realizar disparos de misiles desde el territorio de las Islas Malvinas”.
El sábado, la presidenta, a través de la red social Twitter, calificó la noticia como “muy grave”, destacó que no existen antecedentes de “similar solicitud por la fuerza de ocupación inglesa” y denunció que se está violando el derecho internacional. Casi al mismo tiempo, el vicecanciller Alberto D´Alotto le entregó una nota de protesta a la embajadora británica.
Argüello explicó, en declaraciones a la radio, que “los misiles van a ser disparados desde territorio argentino y van a caer en aguas o en territorio argentino. Hasta que no se dilucide en la ONU el fondo de la cuestión, la soberanía de las islas, nadie puede decir que el territorio argentino es algo distinto de las Islas Malvinas.” Por orden de Cristina Fernández, el reclamo argentino también se hará frente a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y ante la OEA.
Los gobiernos de la región ya empezaron a emitir comunicados de apoyo a la queja argentina. En las últimas horas, los gobiernos de Venezuela y Uruguay repudiaron los ejercicios militares que tiene previsto realizar esta semana el Reino Unido en las Islas Malvinas (ver aparte). El gobierno uruguayo, justamente, le había negado hace dos semanas el ingreso al puerto a un barco británico que viajaba a las Malvinas, el HMS Gloucester D-96, y que pretendía aprovisionarse de víveres y combustible.
Entre tanto, desde la Asamblea Legislativa kelper, el diputado Dick Sawle denunció que la intención de la presidenta argentina es “aumentar la tensión entre los dos países” a través de sus comentarios en Twitter.
La jefa de Estado, en rigor, reclamó que se respeten las resoluciones internacionales que llaman a reabrir la negociación para solucionar el conflicto de soberanía. <
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